“En algún momento de esta serie fotográfica nos da la sensación de que se retrata una suerte de competición entre lo natural y lo artificial, la Creación y los logros del hombre. Pero cuando contemplamos en El baldaquino del palmeral, la perfección de esa cúpula azul que tan bien definió Azorín como característica del paisaje valenciano frente a la belleza de una alineación de palmeras caemos en la cuenta de que tan creación humana es la cúpula como el palmeral, el hombre maneja los materiales para crear edificios pero también maneja la tierra, las simientes, el agua, creando paisajes, huertas, arrozales, huertos de olivos o naranjos, palmerales, viñedos, unos con un objetivo agrícola, otros con el de ocio o solaz.”
[Yolanda Gil Saura, “Joaquín Bérchez: paisajes narrados”, Miscelánea Geográfica, Valencia, 2014]