Manuel Tolsá, desde su formación en la escultura y el adorno arquitectónico, hizo un consumo del lenguaje clásico pleno de libertad y brillantez. Con gran maestría diseñó las fachadas del Colegio de Minería (1797-1811) de la ciudad de México [MINERÍA, DOS SIGLOS DESPUÉS] empleando modos compositivos de un rotundo porte miguelangelesco, trasplantados al lejano ámbito virreinal en su estado más puro, con pulcros y exhibicionistas órdenes clásicos repartidos entre clarificadores silencios del muro [MIGUEL ANGEL VIRREINAL].
En las portadas laterales del lienzo de la fachada principal del Colegio de Minería emerge, como un obstinado rasgo artístico, la lección de las sombras arrojadas sobre la representación del orden arquitectónico. Allí las columnas dóricas se separan del muro y filtran luces soleadas o grises, atentas a las mutaciones luminosas de las horas y de las estaciones [LOS HORAS EN MINERÍA]. Para ello se valió del diseño de Jacopo B. de Vignola para la portada del palacio de la Cancelleria en Roma, publicado en su famosa Regola delli cinque ordini d’architettura (Roma, 1562). Debió conocer también la versión francesa de Vignola realizada por C. M. Delagardette (París, 1786), cuya edición española, acompañada de su tratado de las sombras proyectadas sobre los órdenes, se preparaba en el medio académico de San Fernando en los años que la frecuentó Manuel Tolsá [CLASICISMO SOLAR].
Hizo suyos numerosos registros clásicos como el famoso orden jónico trazado por Sébastien Leclerc (Traité d’architecture, Paris, 1714), de volutas angulares con elocuentes festones que cuelgan, rectos, como bucles, del capitel. Al igual que ocurriría con sus famosas balaustradas y jarrones, este orden jónico fue mirado en México como un peculiar exponente del famoso “estilo Tolsá” [ESTILO TOLSÁ. ORDEN JÓNICO CON FESTONES].
Con un carácter anecdótico, Manuel Tolsá empleó recursos de una cultura arquitectónica influenciada aun por el furor geométrico del siglo XVII, la cual tuvo su máximo representante en el español Juan Caramuel de Lobkowitz, autor del tratado Architectura civil recta y oblicua (Vigevano, 1678), divulgado en tierras valencianas por el matemático Tomás Vicente Tosca (Architectura Civil, Valencia, 1712). Tolsá, en las escaleras del Colegio de Minería, de acuerdo a estos principios, dinamizó oblicuamente los balaustres y los remates de bolas de los pasamanos, dispuestos según la inclinación de la escalera y no la huella de los peldaños [CARAMUELIANA (MEXICO), 1 y 2].