“Aun hoy, con la recuperación monumental del centro histórico de la ciudad de México, la catedral remodelada por Tolsá mantiene los cometidos para la que fue concebida, por más que haya cambiado la mentalidad artística que acompañó su construcción o los valores afectivos y propios de la mirada sobre la ciudad y sus contornos. Como en un juego de espejos, seguimos sorprendiéndonos al contemplar -ahora también desde las elevadas terrazas de hoteles y restaurantes, organismos oficiales y públicos que perfilan el perímetro del Zócalo- la vigencia de este balcón cívico que es la catedral y su fachada. Frecuentadas sus bóvedas y balcones por curiosos turistas -que repiten una gestualidad jubilosa similar a la de las figuras con las que antaño los pintores animaban sus lienzos de vistas urbanas, de historiejas corográficas-, su espectáculo, con la vigente escenografía de la catedral adornada por Tolsá, sigue suscitando en nosotros una singular emoción, acaso la de testificar una vez más esa eterna e inconsciente liturgia humana, ávida, bulliciosa o reflexiva, ante el placer de la mirada volcada al paisaje”.
[Joaquín Bérchez, “El adorno no fue delito: Tolsá en México”, Tolsá. Joaquín Bérchez-Fotografías, Generalitat Valenciana, Valencia, 2008]