“La pila de agua bendita que flanquea la entrada de la iglesia de San Félix de Xàtiva nos sitúa en un ámbito diferente, presidido por la alta calidad de su proceder escultórico. Considerada una de las primeras piezas llegadas a la ciudad de Xàtiva poco tiempo después de la conquista de la ciudad, Jaime Villanueva en su Viage literario a las iglesias de España (1802), daría una primera valoración de la misma: ‘lo más notable que hay en este templo’, apuntando que podía tratarse de una pila excavada en un capitel, afirmación que ha venido repitiéndose desde entonces. La importancia que le concedió Villanueva viene puesta en evidencia por el descriptivo grabado que le dedicó. Tormo a su vez la consideraría ‘la más notable de su tiempo en tierra valenciana’. Sobre un pie o pequeña columna de fuste entorchado, parte la copa marmórea de la pila, más bien capitel, troncopiramidal, en cuya base un collarino sustenta un pequeño friso de decoración geométrica y una guirnalda de pámpanos y racimos de vid sobre la que se disponen las figuras. La imaginería de la Natividad recurre a una puesta en escena compleja, donde el grupo del Niño con San José y la Virgen, adorado por un pastor acompañado de tres corderos, una representación de la Virgen de la Leche y un ángel anunciando el nacimiento a otro pastor, evolucionan, apiñadas y contorsionadas, en espiral, en un amplio campo visual sin hiatos. Datada a fines del siglo XIII, a pesar de los rasgos compendiados de las figuras, hay ya en ellas un modelado plásticamente voluminoso que desborda el marco de la pila o capitel prácticamente anulado por su abarcadora composición”.
[Joaquín Bérchez y Mercedes Gómez-Ferrer, “Traer a la memoria”, Traer a la memoria. La época de Jaume I en Valencia, Valencia, 2008]