“Una apreciación similar merece otro motivo recurrente en su obra, el de los fustes columnarios corintios soldados entre sí, provocadores de contrastes y a la vez de una profundidad visual que retrae la pintura o marco arquitectónico que la acoge (…) De su novedosa invención en el medio toledano habla por sí sola su boga inmediata y posterior. La fachada del Sagrario de la catedral de Toledo, obra de Monegro, lo asimila, como también el retablo funerario de los Huerta en la nave de Santo Domingo el Antiguo, acaso postrero homenaje a su figura por parte de Alonso Carbonel, su autor. También se ha apuntado la deuda, el esbozo, de este singular agrupamiento de columnas con Vergara el Mozo y en particular de la intrépida agrupación de pilastras corintias en el interior de la iglesia del Hospital de Illescas, aunque en nuestra opinión dicha relación haya que mirarla más bien en la iglesia, también de Vergara, del Hospital Tavera, sobre todo, en la ordenación clásica del crucero y sus pilares.
Acaso sea más factible suponer un origen común a ambos empeños compositivos en la observación —y presumimos que oralidad compartida entre el Greco y Vergara— de láminas y experiencias visuales del viajado Greco. Porque, si se trata de buscar un antecedente a esta composición de columnas embebidas sin fisuras entre sí, es posible que sean las libres y fusionadas agrupaciones de estrías de las agigantadas pilastras de fustes angulados de modo libérrimo de los machones de San Pietro de Roma que Miguel Ángel había concebido para recibir la cúpula y con ella la poderosa luz proyectada sobre ellas, las que se nos antojan como candidatas más plausibles a esta innovación columnaria tan cara al Greco”.

[Joaquín Bérchez, “Algo más que retablos: El Greco y sus enigmas arquitectónicos”, El Greco Architeto de retablos. Joaquín Bérchez Fotografías, Valencia, 2014]

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