“No estamos, sin embargo, ante un consumo más de la ya conocida en esos momentos composición palladiana, como tampoco ante una traslación mimética de la misma. Sabemos del respeto que el Greco sintió por la personalidad arquitectónica de Palladio. Tanto en las anotaciones al De architettura de Vitruvio de Daniele Barbaro (1592), como en las de Le vite (Florencia, 1568) de Giorgio Vasari, ensalzaría —de igual modo que a Tiziano en la pintura— la figura de Palladio como ‘el mayor arquitecto de nuestro tiempo’. Lo que no obstante reclama más nuestra atención es el radical proceso de invención arquitectónica que el Greco somete a este motivo palladiano entrevisto tanto en la Expulsión de San Ginés como en la capilla mayor de Illescas, hasta el punto de diluir el origen, la cita, la réplica. Su capacidad para contrahacer el modelo alcanza tal singularidad, que cualquier indicio de parentesco originario se difumina, adquiere carácter de pretexto y nos lo devuelve subvertido hasta el agotamiento, en una expresión nueva marcada por el sello de su apremiante voluntad de estilo”.

[Joaquín Bérchez, “Algo más que retablos: El Greco y sus enigmas arquitectónicos”, El Greco Architeto de retablos. Joaquín Bérchez Fotografías, Valencia, 2014]

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