“Es desde esa intriga como seguimos asombrándonos ante la visión del interior del templo del Hospital Tavera, cuando, sin ningún apoyo eléctrico que desvirtúe sus originales certezas lumínicas, nos percatamos entonces de esa solemnidad de luces y sombras, sabiamente controladas, que irradia la linterna de la cúpula sobre la crepitante ordenación de pilastras modeladas intensamente con estrías, de imoscapos indefinidos y fusionados en los ángulos abiertos de los pilares del crucero. La lacónica exaltación que Herrera hiciera de las estrías en las pétreas pilastras dóricas de la iglesia escurialense, aquí, en Tavera, se sustanciaba por la vía del ladrillo y el estuco con un nuevo modo de obrar que, como hemos señalado más arriba, debe mucho a la remodelación y novedosa articulación prevista —y publicada en grabado (Étienne Dupérac, 1569)— por Miguel Ángel para San Pietro de Roma”.

[Joaquín Bérchez, “Algo más que retablos: El Greco y sus enigmas arquitectónicos”, El Greco Architeto de retablos. Joaquín Bérchez Fotografías, Valencia, 2014]

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