“Dentro de las categorías formales del románico, observamos en la portada valenciana una compostura de impronta clásica, que declina las columnas, agrupadas en series de seis a cada lado, con cierta voluntad de orden clásico y establece en la secuencia de las mismas con los codillos, criterios compositivos a modo de intercolumnios. En relación con otras portadas de la escuela leridana, el canon de estas columnas es alargado, con fustes enterizos e independientes, coronados por capiteles troncocónicos, asentados en basas de evocación ática con garras extendidas sobre plintos cuadrados y elevados sobre un protagonista basamento corrido de piedra rosácea y acusado molduraje”.

[Joaquín Bérchez y Mercedes Gómez-Ferrer, “Traer a la memoria”, Traer a la memoria. La época de Jaume I en Valencia, Valencia, 2008]

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