“Esta cultura vuelve a cobrar una concreta elocuencia en la escalera del palacio de Minería, en la declinación oblicua de los balaustres y de los remates de bolas de los pasamanos, dispuestos según la inclinación de la escalera y no la huella de los peldaños, en una oblicuidad semirrecta y semi-inclinada, o también, ya fuera de la escalera, en las portadas laterales con arcos rebajados del vestíbulo del palacio, donde diversas ménsulas cuelgan caprichosamente del segmento curvo, adoptando una artificiosa oblicuidad. La incursión de Tolsá en los principios de la arquitectura oblicua formulados por el español Juan Caramuel de Lobkowitz en su Architectura civil recta y oblicua (Vigevano, 1678), divulgados por Tomás Vicente Tosca (Tratado XIV de la Architectura Civil, y Tratado XV de la montea y cortes de cantería, del Compendio Matemático, V, Valencia, 1712), a pesar de su carácter anecdótico ayuda a perfilar la personalidad artística de Tolsá y aun la firmeza de su carácter, la recia y alta consideración hacia su formación en la cultura del adorno arquitectónico en el medio valenciano. Vale añadir también que con un carácter más ceñido al ámbito de los balaustres, tratados franceses como el ya citado de Sébastien Leclerc (1714) prestaba especial atención a sus peculiares declinaciones oblicuas en su ‘balustrade rampante’, con diseños semejantes al de Minería.”
[Joaquín Bérchez, “El adorno no fue delito: Tolsá en México”, Tolsá. Joaquín Bérchez-Fotografías, Generalitat Valenciana, Valencia, 2008]