“La posterior consciencia de la fragmentación que logré a través del encuadre de las torsiones de los fustes obviando los capiteles, la sorpresa ante el inmediato giro de significados provocado por la compresión bidimensional del espacio a través del teleobjetivo –comprensión que, como escribiría Italo Zannier en el catálogo, permitía su reapertura ‘como un fuelle por el lector de la misma fotografía’–, debieron de abrir, también a mí, los ojos a las potencialidades creativas que ofrecía el objetivo fotográfico. Y en esa línea he de situar numerosas fotografías de fragmentos elocuentes de las mismas columnas como las tituladas ‘La piedra de la vida’, puesta en diálogo con otra fotografía de columnas salomónicas, ‘La piedra de la muerte’, de la iglesia de Vinaroz. En ellas la vulnerabilidad de la piedra con sus cicatrices y huellas del tiempo, visibles en grietas y fracturas remendadas de columnas cobraban una suerte de antropomorfización arquitectónica.”

[Joaquín Bérchez, “Fotografiar la arquitectura histórica”, IV Jornada de Arquitectura y Fotografía, ed. Iñaki Bergera, Zaragoza, 2015]

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